sábado, 6 de diciembre de 2008

Voyage, voyage...

Ahora que estamos empezando el puente (puentecillo...) y tenemos encima las Navidades me estoy acordando de una sensación que siempre me invade:

la emoción de viajar.


Ya sea en coche o en avión. Me encanta. Siempre supone un cambio de planes, desconectar, ver a otras personas, salir, entrar...


El ritual empieza en casa, donde preparo cuidadosamente el equipaje. Me encanta pensar en los modelitos que me pondré, en los que me podría poner por si surge algún plan inesperado, las reprimendas por el volumen en metros cúbicos de mi/s maleta/s... Zapato plano, algún tacón, botas negras y marrones... por si acaso!

¡¿Has recogido el dinero que encargamos en el Banco?!
¡Sííííííí!
Y tú atesorando todos esos billetes y monedas que no controlas del todo, que representan lo bien que te lo vas a pasar...


Luego el comienzo del viaje. Si es en avión el protocolo a seguir, arcos de seguridad, buscar la puerta de embarque, esperar ojeando revistas, dando un paseillo y comprando alguna chorradilla... Me encanta sentarme a mirar a los demás viajeros que hay por el aeropuerto; hombres de negocios, familias con niños, abuelitos desorientados... Me pongo a imaginar sus destinos y sus origenes...



El momento en el que el avión entra en la pista de despegue, acelera, y tu cuerpo inexorablemente se aplasta contra el respaldo del asiento... no lo cambio por nada. Segrego adrenalina. Me encanta.




Si es en coche, acomodarse del todo, ver el tiempo que hace, empezar a seleccionar música que escuchar...




Al llegar al destino, ¡cómo será el hotel! Siempre es o mejor, o peor de lo que me esperaba.
¡Sorpresaaaaaaaaaa!




Y otra de las cosas que más me impacta es: ¿no es increíble lo que cunde un día de turisteo?
Siempre me entra la amargura al pensar los cientos de días que he tirado a la basura por no hacer nada...
En un día de turista entras, sales, subes, bajas, desayunas en un sitio, comes en otro, y cenas en un tercero, te has visto media ciudad, tres museos y te has comprado un par de cosas, has hecho 100 fotos, te has tomado un helado, un par de copas, has hablado con un par de oriundos, has cogido dos veces el metro y una el autobús y te has dormido una siesta en el hotel.
Y un martes cualquiera de un mes de febrero cualquiera... te has levantado y te has acostado.





Muchos de vosotros lo estaréis viviendo en este momento en que yo estoy en mi sofá como un día cualquiera, de un mes cualquiera... así que disfrutadlo por gente como yo que no estamos haciendo nada especial, más que vaguear... que no es poco placer....
(vaaaale, en mi sofá no hace tanto sol... pero soñar es gratis ¿no? Otra vez me tocará a mí...)








Hasta pronto mis pequeñ@s drugos...



3 comentarios:

Croissant dijo...

Genial entrada y selección de fotos. Me has recordado lo mucho que me gusta hacer turismo, pero tengo tan pocas oportunidades de hacerlo que cuando lo hago... lo doy todo, es como dices, 100 fotos, mil sitios, varias veces el metro, cuando ese mismo día de otra semana, no habría hecho nada especial.
Adoro los aeropuertos, observar la gente que se marcha o se reencuentra, pero no me gusta volar, ma da taaanto miedo...
Seleccionar la ropa para el viaje es todo un ritual, ese "porsiacaso" es matador, acabo cogiendo mil cosas "porsiacaso" jajaja
Me ha traído buenos recuerdos leer esto, y yo, como tú, no estoy haciendo nada especial este puente ;)
Como anécdota decir que, al estar en Roma y haber visto casi todo sola nada más llegar, el resto de días son normales, ir a clase, a casa y dormir. Pero cuando vienen a visitarme familiares o amigos es como hacer turismo, les enseño toda la ciudad y en un día soy capaz de recorrerme Roma entera, hacer mil fotos y tomarme 3 helados. Mientras que si no hubiese vendo nadie a verme... habría estado en mi cuarto.

Bueno, me callo ya jeje, un besito y feliz puente!

Botica Pop dijo...

Si si, es bueno iniciar el viaje desde que preparas el pasaporte, la maleta, las divisas... a mi me parece que la diversión empieza mucho antes de abordar el transporte.

Gratistotal dijo...

Pues a mi me encanta viajar, pero el avión.....cada día me da más pánico